23/11/2015 in Pensamientos

UN BESO PARA LITA CABELLUT

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Lita Cabellut piensa que España le debe un beso. Eso leo hoy en la prensa. Como compatriota vaya por delante el mío, aunque la deuda sea del mundo entero, porque será el mundo entero quien herede su obra y es el mundo entero quien ahora la disfruta. En España es una desconocida -no podía esperarse más de esta tierra-, pero no allende las fronteras. Hoy es la pintora española más cotizada del planeta. Según la revista Artprice, referencia obligada en el campo del arte, Lita ocupa el puesto 333 del Top 500 de artistas más cotizados del mundo, con más de medio millón de euros en subastas celebradas este año.

Como persona de pluma más que de pinceles me asombra su fuerza más que su obra -que simplemente me hechiza por mágica-, y me subyugan su nervio y su ejemplo, su poder gritarle al mundo que la nada puede serlo todo si uno se atreve a soñarlo, que el ser humano es en sí mismo un sueño destinado a la perfección, que sobre el pliego de una tragedia puede escribirse, en este caso pintarse, un triunfo, una trascendencia y un mensaje inesperados.

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Lita, de Manuelita, fue abandonada por su madre, prostituta, a los tres meses de nacer. Forjó su infancia mendigando en las calles de Barcelona. Sus primeros borradores fueron de proxenetas y prostitutas -los rostros que pinta desprenden esa inabarcable tragedia inherente al alma, tan difícil de plasmar-. En la calle vivió ocho años en completa libertad, en absoluta marginalidad, y allí incubó un arte salvaje que arrebata y subyuga. Adoptada a los 13 años, sus padres dieron rienda suelta a su imaginación y alimentaron su talento. Quizás asumieron la imposibilidad de domeñar a un genio.

Hoy se disputan a Lita las galerías más importantes del mundo: Nueva York, París, Londres, Amsterdam, Beirut, Hong Kong… Tranquilamente puede vender un lienzo por más de 140.000 euros. Sus cuadros cuelgan en las mejores mansiones de Hollywood; entre sus clientes se cuentanMarilyn Halle Berry, Hugh Jackman, Gordom Ramsay… The Times anda como loco intentando desenmascarar al resto, sobre quienes la artista guarda reverencial silencio. España, de momento, mira para otro lado, esa es la impresión. Antoni Vila Casas es el primero y el único que se ha mojado y arriesgado con ella, y presentará su obra dentro de dos años en la fundación que lleva su nombre.

Los desarrapados de Lita, los indigentes de Lita, los parias de la sociedad que pinta Lita, son ya patrimonio de esa humanidad condenada a ser grande a pesar de nuestra insistencia en todo lo contrario. Y Lita Cabellut es una española universal de esas que algunos patriotas ignoran, alguien que nació de la nada y ahora desparrama por el planeta el nombre de nuestra tierra obligándonos a sentirnos orgullosos de ser españoles. Un alma genial, grandiosamente sencilla y poderosa cuyo mayor placer es seguir legando obras de arte al mundo, disfrutar de sus hortensias, de su familia y de sus platos caseros mientras sueña con levantar algún día un orfanato distinto al que acogió su infancia. Lita Cabellut sí es Marca España. Vaya por ti, Lita, en este folio, ese beso hermano que todos te debemos.




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